A prácticamente 30 días de iniciadas las campañas políticas de cara al proceso electoral del próximo 7 de junio, me percato de una serie de yerros que los políticos y sus “equipos de comunicación” están cometiendo. Por ello, me permito hacer una sucesión de post donde daré algunos TIPS para los inquietos asesores de comunicación de los miles de candidatxs a algún puesto de elección popular que se encuentran ahora en campaña.
El primer error –y uno de los más fundamentales a enmendar- es el de planeación electoral. Los equipos de comunicación NO PUEDEN SER, NI ESTAR, AJENOS a los ejercicios de prospectiva electoral. La campaña DEBE saber a la perfección cuántos votos y de dónde se van sacar. Para muchos quizás sea una obviedad el hecho de pensar ¿de dónde saldrán los votos? No lo es. Si bien es cierto que del distrito del candidato a diputado (local o federal), podrán pensar muchos. Cierto, pero el punto es ¿de qué secciones van a venir los votos a nuestrx candidatx?
Y en función de ello, ¿qué tiene que ver esto para el tema de la comunicación? (o propaganda, como suele decírsele todavía…). Muy sencillo, conocer las secciones electorales de dónde se piensa saldrán los votos para nuestrx candidatx, se convierte –en automático- en el target group a impactar con nuestros mensajes. Y con ello, los ejes de comunicación y la planeación de medios. No todos los electores son iguales, aunque las reflexiones sobre democracia nos digan lo contrario. Lo cierto es que el contexto y la realidad de los electores van a determinar la forma de “reaccionar” a la comunicación de los candidatos.
A final de cuentas, la comunicación política se trata, no sólo de hacer frases bonitas, supuestamente pegajosas, fotografiar al candidatx con la mejor sonrisa que tiene, o bien hacer una sucesión de fotos con el candidatx rodeado de gente o hacer un loto que incluye una palomita o un tache. No. Se trata, sí, de diseñar una plataforma política que incluya planes y propuestas (no ideas aisladas) e instrumentarla a través del ejercicio de la comunicación.
En suma, conocer al electorado no se puede basar, únicamente, en saber la forma en que piensan los __________ (inserte usted el gentilicio de su preferencia). No podemos desarrollar una campaña –vaya, sí se puede. Los resultados (votos) son los que importan- sin tener perfectamente diseñada la estrategia electoral. No solo saber cuántos, sino –más importante aún- de dónde vendrán esos ansiadísimos sufragios que lleven al poder al candidato en cuestión.